martes, 3 de enero de 2012

La Pálida Luna

El flujo de la vida se detiene cuando la Luna Llena aparece. Una gran Luna sepia que inunda los corazones de todo ser vivo inocente que se vuelve a contemplarla.
La Luna, sin embargo, al poco se torna fría. En el púrpura aroma de la noche, ella se vuelve blanquecina, tímida, huidiza. Ya no es posible mirarla con pasión. Es nostalgia.
La Luna corre a esconderse en un mar de nubes. Y pasa una. Y otra.
Deseo encontrarla. Deseo que la noche nunca llegue a término, que no haya amanecer para nosotros.
En mi naturaleza está ser su Alba. El Alba de una Pálida Luna que aspira a renacer y brillar con la gloria del Sol, en la oscuridad de la Noche.
¿Y acaso no es el Tiempo un fragmento de la libre voluntad de la Luna?


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